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Archive for 12 de febrero de 2007

Yo por Dentro – Vida Diaria – Cine, tele y así

Hace una semana, se jugó en EUA el Super Bowl. Y voy a interrumpirme porque creo que lo escribí mal, cosa que deja de manifiesto que en realidad desconozco bastante acerca de este deporte, si bien conozco las reglas (las aprendí mediante videojuegos) y entiendo mas o menos como funciona la cosa.

Porque el football americano es una de esas cosas en las que siempre me creí que podría haber sido bueno, en caso de haber nacido en otro lado, con otro entorno, en otro momento. O si hubiesen sido otras las circunstancias, no se. Como en las películas norteamericanas, pero no un mariscal de campo, sino un corredor grandote y musculoso pero a la vez estratégico e inteligente. Y sensible. Y fachero. Y bien dotado. Tampoco crean que lo lamento, nada que ver. Lo que quiero decir, es que “me da la impresión” de que yo podría haber sido un buen jugador de football americano. ¿Vieron? Van como dos párrafos que escribo sin decir nada. Y así y todo ustedes siguen aquí.

Estas son otras de las cosas que yo (presiento) podría hacer muy bien (léase “para las cuales imagino tener algún talento nato”).

Creativo Publicitario. Y si… digamos que a veces digo: “Con lo ocurrente que soy, yo debería estar ganando millones de dólares haciendo avisos publicitarios, o al menos unos mangos para poder ir al dentista sin sentirme culpable”. Pero las publicidades de enumeraciones (el pelado, el que usa ojotas, la de los ruleros, etc.) y mujeres que se sienten mejor y sonríen después de consumir no sé que cosa y volver a hacer la cacona después de quince días, no son lo mío. Y lamentablemente, son lo que se usa, así que ahora, estoy dudando. Además, no me daría la cara para responder “¡creativo!” cuando alguien preguntase por mi profesión. Suena como: “¡artista!”, o “¡romántico!”, o “¡soñador!, o “¡chanta!”. Bueno, no, como chanta no. Pero es que también funciona como calificativo.

Maestro de niños pequeñitos. Sí, creo que podría haber sido un buen maestro, más que nada debido a que disfruto enseñando, cualquier cosa y me explico con facilidad. Mas allá de alimentarme el ego, creo que enseñar me hace sentir en equilibrio con el Cosmos. Además, nunca quise abusar de ningún nenito o nenita de los que tuve a mi alcance en toda mi vida (vecinitos, parientes menores), por lo que la parte más sexual y peligrosa del trabajo quedaría descartada en caso de elegir el profesorado de música o educación física. Y ya se que no viene al caso, pero ustedes merecen saber que en caso de inclinarse por la pedofilia, quien les habla pondría sus fichas en la estrategia del camión de helados.

Meditador: No sé si existe la palabra, pero suena más que bien. Así le digo yo a los viejitos orientales que se sientan y están horas y horas meditando, concentrándose, etc., etc., etc. Sin luego levantarse a hacer artes marciales, forjar una espada o escribir un poema. Cabe decir que medio como que me descomponen algunas fragancias específicas del incienso, pero si voy a vivir meditando, antes más me valdría inventar un incienso de aroma que me gustase y pudiese soportar casi eternamente. “Fiambrín”, “Salón de arcades” y “Nafta suave”, se me ocurren. No creo que sea una profesión de la cual un hijo pueda sentirse orgulloso, así, con todas las letras, pero algo es.

Y basta de hablar de mí: ahora les toca a ustedes decirme en qué creen que podrían haber sido buenos, y que nunca intentaron. Pareciera que no, pero en una de esas nos divertimos un montón, imagínense que desenterramos alguna frustración de algún lector y lo llevamos a abandonar a su familia, o a renunciar a la profesión a la cual dedicó su vida, o hacemos que se separe una pareja que no puede tener hijos.

Uno no puede subestimar el valor de la diversión gratuita.

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