Resulta que yo venía medio atrasado con esto de Damos Pen@, por eso de tener que trabajar y planificar, estudiar para ocho o nueve parciales haciéndome el pija sin largar ninguna materia, cagar, y esas cosas que hace la gente. Y cuando digo cagar lo digo en serio, porque existe algo que se llama síndrome de colon irritable, y que cuando te agarra te hace cagar un montón de veces al día, pero chorritos de una diarreita de mierda (el chiste del juego de palabras sale solo, no fue mi intención). Lo mejor es cuando se te combina con la gripe o el resfrío. No es que eso me haya pasado a mí durante esta semana. O tal vez sí. Nunca lo sabrán, a menos que lean el siguiente párrafo.
Sí, me pasó a mí esta semana. Aún hoy es seguro decir que estoy meando por el culo. Pero volviendo a lo que me hace escribir así a las apuradas, de corrido y sin prestar atención a la ortografía más elemental, es que se murió Michael Jackson. Me acabo de enterar hace un minuto. El artista musical que más yo admiraba y adoraba en la historia de las cosas, y –curiosamente- uno de los cinco tipos a los cuales yo les bancaba los trapos a muerte. Y cuando digo trapos, me refiero a todo, todo, todo. Inclusive eso de lo que se lo sospechaba, sí. Había un artículo sobre ello, lo recuerdo, e incluía al fiambrero Morgan. Creo que se llama «Bancar los trapos».
También se murieron Farrah Fawcet (ponele que se escriba así), y Cascioli, el coso ese que dibujó tapas de la revista Humor (y otras muchas cosas bastante piolas) durante varias décadas. Pero al lado de Michael Jackson, tanto ellos como Fernando Peña o Alejandro Doria medio que no cuentan tanto. No quiero sonar cruel, pero lo cierto es que ninguno de ellos filmó un video que no sólo es el mejor de la historia (más allá de que mi preferido de entre los suyos es “Rock With You”), sino que además en él se incluye la voz de Vincent Price, y como si esto fuera poco, hay zombis. Sí, zombis.
Tenía 50 años, y le vino un infarto. Se habla de autopsia a hacerse, siempre y cuando la familia otorgue el visto bueno, pero la verdad es que esto no es como de David Carradine. No hay ninjas de los cuales desconfiar, ni maldiciones chinas. Si me preguntan a mí, diré que me parece bastante coherente que una persona que nace siendo un negrito cabezón de rulos ensortijados y llega a los cuarenta años siendo un extraño señor andrógino blanco-grisáceo de cabello lacio, se muera antes de llegar a la vejez. Siempre me pregunté como era que hacía para estar vivo todavía, pero creí que era un ser mágico, tal vez un alien bueno. A fin de cuentas, hasta ahora en la historia de la humanidad se sabe de dos casos de resucitación (Uno fue Jesús, el otro fue Lázaro) pero de hombres que nacen de un color y se mueren de otro, hay uno sólo.
Lo peor es que yo tenía pensado ir a verlo. Cuando me enteré de que tenía todos esos recitales planeados (meses atrás) incluso hice las cuentas para irme a Inglaterra vendiendo cosas y haciendo cagar reservas monetarias de emergencia, porque esto era una emergencia. Imaginé que Miguelito no aguantaría tantos recitales, o que los estaba organizando como a una despedida, sabiendo que se iba a morir. No sé si lo sabían, pero el precio de cada entrada no superaba los 150 dólares. Chayanne cobra eso cuando viene acá. Y es Chayanne. Digo, Chayanne. Perdoname, tía, pero es así.
Lo único que queda es ver como sale la gilada a decir que era un grande. El primero va a ser Jorge Jacobson, supongo. Después Guillermo Andino. Todos esos que pedían para él cadena perpetua aún sin saber de que se lo acusaba, o las pruebas en su contra. Algún zapallo va a salir a decir que por lo menos queda Madonna, o Justin Timberlake… cuando la diferencia entre Michael Jackson y cualquier otro musiquero es equivalente a la distancia que hay entre cogerse a Megan Fox en un ascensor y mirar una foto de un tipo haciéndose una paja con una foto en la que aparece otro tipo haciéndose una paja con Kirsten Dunst.
Lo bueno (porque siempre hay algo bueno) es que los niños que se mueren se van al cielo porque están libres de pecado, y Michael Jackson era en cierta forma trastornada, un niño genio. Así, que ahí tienen: Michael Jackson ahora se encuentra en el cielo, jugando con otros tantos niños. Que es lo que a él más le gustaba. Usando trajes de baño, por supuesto, porque el cielo está arriba, más cerca del sol, y ahí hace más calor.
Creo que es una buena forma de cerrar este artículo y empezar el duelo. Todos en mallita. Incluyendo al Rey.