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Archive for 2 de febrero de 2007

Yo por Dentro – Cine, tele y así – Madre Naturaleza – Vida Diaria

Ayer, muy temprano en la mañana, mientras me preparaba para ir a trabajar, ví en la televisión que ciertas zonas en la provincia de Salta todavía están cubiertas de agua debido a la tormenta del sábado pasado (hoy sigue lloviendo). Se habla de treinta mil personas sin gas, energía eléctrica ni agua potable. Lo que me sorprende, porque no creí que ese tipo de lujos hubiese llegado ya a Salta. Ah, el progreso…

De estos treinta mil, unas cuarenta familias se llevaron la peor parte. Familias guaraníes (del barrio El Arenal, en Salvador Mazza) que vieron como el río se llevaba las empalizadas, derrumbando viviendas y el puente peatonal, enterrando todo en el lodo arenoso. Bueno, dicen que fue a la noche y que no había luz, así que mucho no habrán visto, lo que se dice “visto”. Pero lo vivieron.

Yo vivo en la localidad de Victoria, partido de San Fernando, en una parte alta que los vecinos viejos solían conocer como “Las Lomas de Victoria”. No se dejen impresionar por el nombre (las únicas “lomas” son las de San Isidro): a excepción del casco histórico del partido, los demás venimos a ser los primos mogólicos de Béccar, lugar en el que se respiran mejores aires, no hay chorros en todas las esquinas y se ven muchas menos hembras de cachalote moreno sacando a pasear a toda la cría y ocupando toda la vereda con sus monitos. Sin ánimos de ofender, no es que eso me pase todos los días al volver de trabajar, no.

Y mi casa nunca se ha inundado, cayese el agua que cayese. Para que se inundase, el agua debería previamente matar a centenares de inocentes, lo cual no deja de reconfortarme y permitir que me regodee en la crapulencia propia de esa falsa sensación de seguridad. Pero resulta que –insisto- vivo en Victoria, partido de San Fernando, cuna de la cumbia villera, orgulloso hogar de Luis Geréz y capital nacional de la náutica. Y tarde o temprano (yo calculo unos cincuenta años porque soy optimista) el río va a tomar buena parte de las regiones cercanas. Las islas del Tigre van a ser cubiertas sin lugar a dudas, y habiendo trabajado durante un tiempo en Tigre, más precisamente en el paseo peatonal donde se alojan las parrillas y restaurantes semi-exclusivos de la zona, estoy en condiciones de decir que cuando el río sube, hoy en día, el agua cubre algunas calles de las muy transitadas. En los últimos años, ya sea por esto o por aquello, el río ha crecido notablemente. Y al paso que vamos, dentro de mil años (por poner un número), las Lomas de Victoria podrían no ser sino un recuerdo.

Habiéndolo perdido todo, muchas de estas familias solicitan ayuda. Se quejan de que el gobierno no les entrega ropa, comida, o reparación a sus precarias viviendas hechas con tablitas, etc. Yo voy a ponerme en “mala persona” (ya que en este preciso instante me encuentro simulando que trabajo, en un edificio de reciente construcción, de varios pisos, en Retiro, con gente ahogándose en dinero) y darles un consejo: múdense, migren cual Moisés y ocupen terrenos si es necesario. No esperen nada del Estado, que mas allá de hacerse el otario con la plata de los impuestos desvirgadotes de todos los meses, tampoco tiene toda la culpa.

Digo, que hayan hecho sus casas allí no quiere decir que las mismas deban permanecer. Y que no haya sucedido un desastre en cuatro o cinco años no quiere decir nada; de hecho, en los tiempos de la madre naturaleza eso no fue ni un suspiro. ¿No se les ocurrió que en una de esas la región no es habitable? ¿Dónde está el conocimiento del campo y los baqueanos, los indígenas y todo eso? Yo seré un bonaerense mariconete y todo, pero si veo que llueve y se viene una ola por la calle voy a considerar instintivamente el hecho de que tal vez no vivo en el más seguro de los parajes. La casa en la que viví hasta los tres años se inundaba en serio, y por eso nos mudamos, teniendo mis padres más desesperación que dinero y a sabiendas de que el pequeño y asmático Mantis no iba a llegar a desarrollar branquias y aletas a tiempo. Es la historia de muchos, incluyendo los que fueron estafados por las inmobiliarias más inescrupulosas, que lotean potenciales espejos de agua y ciénagas a precios varios.

A lo que voy es a que no quiero escuchar más quejas del tipo: “la avalancha dejó anegados varios senderos de montaña, por culpa de la nieve estamos todos aislados” o “Y queremos respuestas, el gobierno tiene que hacerse cargo, porque el abuelo había salido a comprar pan y justo entonces el volcán hizo erupción… todavía lo andamos buscando, al pobre».

*no tengo nada en contra de los mogólicos que no tenga en contra de los no-mogólicos.
*doy por sentado que algún lector de los que viven cerca del mar podrá decirme si el agua se le ha acercado sensiblemente o no.

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