Se me dio por leer los comentarios del post este que publiqué hace unos meses, medio como de regreso, preguntándome si había que volver o no.
Lo curioso -lo más curioso- vino de la mano de un comentario de un lector llamado Syntagma. Lo transcribo aquí porque está bueno:
Blog suavemente inepto. Las ilusiones del clasemedismo mediopelín al que CFK salvó las papas de su pobrecita existencia argenta, salvándolos de que el gran capital se los terminara de almorzar, banda de prescindibles. Pero se creen indispensables.
Así que sos un profesorcito, y soñás con motos de 55 lucas verdes. seguí soñando. Espero que se acabe el kirchnerismo. Ese va a ser MI voto castigo. Voy a votar a Macri, a Del Sel y a la Carrió y a la UCR, otra vez, así terminan de hundir todo, cero industria, cero laburo. Y no es que CFK sea una genia, es mediocre. Pero mediocre comparado con el fist fucking que nos hicieron tus “boinas blancas”, ni hablar.
Voy a votar a la UCR, total vivo en el exterior. Agárrense fuerte mediopelines, que el próximo vendaval neocon va a dejar las cosas claras en Argentina: pobres o millonarios. Nada de híbridos K.
Buena suerte, profesorcito. Moto de 55 lucas…. Jajajajajajajajaajajajaj!
Faaa, viejo. Tranquilo… ¿Tenés problema de erección o qué?
Lo primero que hice, después de reírme un rato, fue buscar si existían motos así de caras en este país, y no encontré. Estamos hablando de más de unos 700.000 pesos en dólares ilegales, que son los únicos que podría comprar debido a mi magro sueldo.
Me llamó la atención eso de “tus boinas blancas”, lo cual denota que esta persona me leyó mucho o algo así en el pasado, hoy en día, a Dios gracias, el radicalismo ya no forma parte de mis simpatías. A fin de cuentas, la mayoría de los radicales se volvió “K” para seguir trabajando de nada, y los que dicen estar buscando otra cosa, se fueron con Massa. Lo cual también es gracioso. Me gusta el entusiasmo del radicalismo del pasado anterior a mi nacimiento, del mismo modo en que algunas películas viejas también me gustan a pesar de no haber superado la prueba del tiempo.
Lo mejor del comentario del lector, no obstante, es lo del fist fucking. Porque no se trata de un término que maneje todo el mundo. Obviamente, esta persona mira porno, como muchos de nosotros. Y en vez de ponerse a hablar de porno, se enoja. ¿Cuándo fue que los kirchneristas dejaron de reirse con los chistes de hímenes y pasaron a ser luchadores de la democracia y la libertad al estilo africano? En una de esas, si yo hubiese seguido escribiendo durante todo este rato de ausencia bloguera, estaría también así de fanatizado. Menos mal, entonces, que pasaron otras cosas.
¿Va la Argentina rumbo a convertirse en una cosa de pobres o millonarios? Es muy probable, y yo a millonario no creo que llegue, pero no me voy a comer esa de que el Kirchnerismo se pasó los últimos diez años combatiendo a los millonarios… porque no, digo. Porque no. Uno tiene sus restricciones en lo que a ingenuidades se refiere, y por respeto a gente como Lázaro Báez es que lo voy a dejar tan sólo en eso.
¿Fue CFK la que salvó a la clase media de ser devorada por vaya a saber qué cosa? ¿Tan grande es esa mina para el fanatismo oficialista más actual? El lector escribe «Espero que se acabe el Kirchnerismo» como diciendo «ya vas a ver». Lo de «vivo en el exterior», no sé si es en serio, o si es un recurso que no estoy entendiendo. No entiendo muchas cosas.
Uno de los motivos por los cuales dejé de escribir el blog fue precisamente eso, el fanatismo desmedido. Esa cosa de negarle al otro el derecho a existir; de querer destruirlo, quemar sus huesos, erradicarlo. Porque cuando es en joda es divertido, pero cuando no, da miedo. Una cosa es gorilear un poco en Internet para despuntar el vicio, y otra muy diferente es vivir la vida queriendo desintegrar al otro, cuando –para peor- alcanza que el otro diga “Aguante Cristina” para que deje de ser el otro y pase a ser un patriota lindo y bueno, como pasa con todos los justicialistas que amagan con irse o se van y vuelven, oscilando entre traidores inútiles y hombres del proyecto como si uno fuese más estúpido de lo que realmente es.
El otro día leí a Esteban Podetti -alguien a quien aprecio mucho y admiro todavía más- decir: “jamás tendría entre mis contactos de Facebook a alguien que votara a Rodríguez Larreta”. Me pareció un poco fuerte. Después me di cuenta de que me había quitado de su lista de amigos de Facebook. No sé si me sacó por gorila o por subir fotos de mi hijo, algo que no hace la gente cool de Facebook, ni los que tienen hijos feos. Espero hayan sido las fotos. No sé si llegó a ver la foto de la torta que le hice a mi nene para su primer cumpleaños, por las dudas, aquí se las muestro a todos en plena confección:
Todo está texturado fiel a los juegos. Me costó unos doce mil dólares en materiales y un día de trabajo, pero valió la pena. Uno no sabe cuantos colores tiene Mario hasta que tiene que amasar cada uno de ellos en pasta Ballina. Shigeru Miyamoto hijo de puta.
Yo voto en provincia, pero bueno, supongo que sí, votaría a Rodríguez Larreta, probablemente. Si viviese en la Ciudad de Buenos Aires, no obstante, tendría un montón de motivos para no votar a nada que tuviese que ver con Macri, del mismo modo en que mucha gente que debería estar enojada con Scioli (motociclistas, docentes, etc.) lo vota igual, por esto o aquello. No sé que haría, la verdad. Votaría en blanco, supongo, como lo vengo haciendo desde que Altamira se olvidó de darme las gracias por votarlo.
Burguesito y pelotudo, seguiré comprándole a Podeti sus libros. Y seguiré sintiendo cosas lindas por él. Porque sigo creyendo que es un lindo escritor de humor –cosa que no abunda en estas tierras- cuya existencia descubrí (como muchos de nosotros) leyéndolo en el blog que tenía cuando trabajaba para el grupo Clarín. Y que no se crea que hay un palo encubierto en esa frase: yo daría clases en la ESMA a cambio de un sueldo, porque los bebés ensucian mucha ropa y a veces no sale y tenés que comprarles ropa nueva.
Seguiré también escandalizándome ante el escándalo de que, por ejemplo, un presidente le pase la banda presidencial a su esposa. Si alguien cree que eso no le hace daño a un país, es porque no entiende algunas cosas, del mismo modo en que yo no entiendo muchas otras. Tampoco entiendo como hay que aplaudirles cuando venden YPF y aplaudirlos de nuevo cuando compran YPF. No puedo tomar en serio a la que ahora dice estar en la mira de ISIS debido a que es amiga de Bergoglio, o que tiene a un Milani trabajando de Milani.
Desconozco qué va a ser lo peor de que se vaya el kirchnerismo, pero si estoy seguro de que lo mejor va a ser que la fiebre va a bajar un par de grados, y vamos a poder volver a salir a jugar a la pelota todos juntos, hasta que sea la hora de comer. En una de esas, podemos ponernos todos de acuerdo y putearlo al que gane las próximas elecciones, que razones no van a faltarnos, de acuerdo a lo que ofrece la paleta de candidatos.
Todo eso se extraña mucho.
Pero la pregunta damospeniense del día es: ¿Quién le dio el teléfono de mi casa a Massa? ¿Quien fue el hijo de puta? ¿Fue Randazzo? ¿Se escribe así Randazzo?
En otro orden de cosas, «7 monos», la novela gorila de Damos Pena está a poco de terminar de escribirse. Con Chinchulín y todo. Y la respuesta es sí: hay chistes de hímenes y curas pedófilos. Debe haber tres por página.