Resulta interesante el asunto este de las elecciones. Si ustedes se están preguntando acerca de si voy a escribir haciendo de cuenta que no estoy teniendo un promedio de una publicación cada dos meses, la respuesta es sí. Lo mismo si se preguntan acerca de mi enorme vigor sexual: sí, se ha multiplicado a niveles inalcanzables.
Me gustaría poder decirles que en realidad no escribí nada respecto a las elecciones de Macri en Capital Federal porque estaba guardándome para cuando el balotaje hubiese hecho de las suyas, pero lo cierto es que vengo maquinando lo que iba a decir con mucho cuidado, cosa no demasiado frecuente en este horrible sitio web, y que no escribí porque me bajé el Diablo 2: Lord of Destruction y estoy jugando con un Druida nivel 32 que anda como trompada.
Si me preguntan las razones por las cuales perdió Filmus, la verdad es que me ponen en un quilombo. Unos boludos, ustedes, eh. Dos meses sin escribir y me vienen a preguntar eso. Digo, yo te puedo organizar un asado en la parrilla (me encanta pretender que la carne, los chorizos y eso son piezas de tetris a acomodar), o una resistencia contra los zombies, pero en lo que se refiere a la política mucho no puedo decir ni hacer porque creo haber nacido en la época equivocada a esos fines. Pero voy a intentar, siempre desde mi clara postura de tipo que está en contra del Kirchnerismo debido, más que nada, a esa mezcla tan absurda de patoterismo y corrupción que la convierte en un extraño híbrido que podría entenderse como “una izquierda de derecha”, o “un progresismo lleno de los vicios de la derecha”.
¿Perdió Filmus o ganó Macri? Es la primera pregunta que hay que hacerse. Después de la segunda vuelta, quedó claro que la presidente salió a felicitarlo a Macri por el triunfo para que fuese eso: un triunfo ajeno, y no una derrota. Todo el oficialismo salió a reconocerle a Macri cualidades que, hasta el mes pasado, supongo que no tenía, porque nadie se habría animado a destacárselas. Y como no soy un hijo de puta, voy a jugar con las reglas de Cristina y hablar como si Macri hubiese ganado por mérito propio. Porque en una de esas, ganó. Y espero que mi madre jamás haya cobrado por sexo, ya que de lo contrario me haría quedar muy mal con mis lectores, dado lo que acabo de escribir. Por suerte mi viejo era virgen (por eso yo nací puro y sin mancha).
Macri ganó porque la gente vota cómoda. Es probable que Cristina gane por el mismísimo motivo, más que por el aparato mafioso-político tradicional del Peronismo y sus derivados (y que conste en acta que no estoy criticando sino describiendo). Si vivís en la Ciudad de Buenos Aires y estás todo cagado pensando en que cualquier tipo de cambio puede acabar con tu trabajo, economía, vivienda o estado de animación suspendida y/o flatulenta, lo votás a Macri para que todo siga más o menos igual y ya está. Del mismo modo, si vivís en la Argentina y se te frunce el ano (como a Juanita Viale, si) de sólo pensar en que el cambio de manos del poder puede convertirse en una catástrofe económica y que no vas a poder pagar el crédito hipotecario o te van a pataconizar el plazo fijo si el Kirchnerismo sale del poder, entonces, la votás a Cristina. Es simple: nada complicado. Nuestros genes funcionan de la misma manera, buscando la estabilidad. Nuestra conducta (todo acto de conducta, dirían algunos psicólogos) tiende a recobrar un estado de “equilibrio” en el que las necesidades son nulas.
Macri ganó porque Filmus quedó muy solo. Como sucede en la segunda parte del Eternauta, el verticalismo Kirchnerista (Montonero) se cobró las victimas que tuvo que cobrarse, y Filmus murió en el promontorio para que se salvaran los de las cuevas. Porque lo que importa es la causa, y a Filmus le tocó morir. Cuando digo que la presidenta salió a felicitar a Macri estoy suponiendo –obviamente- que al pobre Filmus lo dejaron más solo que a Ringo Bonavena (a quien cuando sonaba la campana le sacaban “hasta el banquito”) y ni lo llamaron para pedirle disculpas. El Kirchnerismo no sabe ir perdiendo, y cuando quiso darse cuenta, Filmus estaba solo, solo, solo. Hábil para hacer mutis por el foro, Cristina todavía no dijo nada acerca de los escándalos de la fundación (Abuelas o Madres, no recuerdo), ni acerca de los muertos en el asunto de azúcar Ledesma, ni de los departamentos del Juez de la Suprema Corte, ni de nada serio que sea para quilombo. Como será de así la cosa que hasta lo del campeonato de fútbol “Todos contra todos” tuvo que tirarse atrás cuando se hizo “piantavotos”, quedando Grondona como único (y astromillonario) responsable.
Macri ganó porque lo tiene a Rodríguez Larreta. Ese tipo me cae abrumadoramente bien. ¿Cómo no te va a caer bien un tipo que hasta se agarra la gripe N1H1 de tan inevitablemente metido que se encuentra, haciendo el trabajo que su jefe debería hacer? Choto o no, me cae bien de un modo parecido al que me cae bien Aníbal Fernández, brindando una imagen de eficiencia e idoneidad en la tarea que se les encomendó hacer. Anibal es el tipo de abogado que quiero que me defienda, mientras que Rodríguez Larreta es el tipo de secretaria omnisciente que quiero en la oficina, cosa de poder ocuparme de lo que se me venga en gana sabiendo que no voy a lamentar mi ausencia en tal o cual asunto. Si sos el emperador de China, Rodríguez Larreta es el que te baña y prueba tu comida para ver si no te la envenenaron, mientras que Aníbal es el que dice que vos no le envenenaste la comida al emperador anterior y que esa botella de veneno con tus huellas digitales no es evidencia porque todos los chinos son iguales y tienen mas o menos los mismos dedos. Ambos son muy útiles y encantadores, cada uno a su manera. Pero Rodriguez Larreta se parece a Tom Noonan, el actor que hace de Cain en Robocop 2 (y de Ripper en «El último gran héroe», con Arnold).
Macri ganó porque el PRO parece menos cargado de los corruptos de siempre. Quiero decir: El PRO no tiene una historia de corrupción tradicional porque, simplemente, no tiene historia. Es probable que quienes lo integran no sean sino los peores pelafustanes en la historia de la Ciudad de Buenos Aires, pero lo bueno es que aún no se les ha dado el suficiente tiempo como para demostrarlo. Si Dios quiere, pronto mostrarán la hilacha con un buen escándalo o empezarán a acumular riqueza de modos graciosos e indisimulables (que es para lo que uno se mete en política, a fin de cuentas). Imagino que debe ser muy fácil entusiasmarse en el proyecto, si uno es incauto o no sabe en lo que se está metiendo.
Macri ganó porque Fito Páez es anti-macrista. Fito fue un pelotazo en contra de los buenos, representando muchas de las cosas que más aborrece la gente que no vota al Kirchnerismo (entre quienes me incluyo, por ahora). Esa cosa horrible de no saber perder ni siquiera a la bolita, y de responder con la intolerancia más conservadora. Esa cosa de creer que absolutamente nadie es más inteligente que yo, que nadie la tiene más larga que yo, y que nadie tiene la razón, salvo yo. Yo, en este caso, fue Fito Páez, que lleva un par de décadas sintiéndose el tipo más genial de la Argentina (padecimiento que comparte con Alfredo Casero). Y sabe Dios que Fito no tiene razón nunca, de un tiempo a esta parte. Porque yo a Macri le banco el hecho de que me haya dado el Boca de Bianchi. Ya con eso hizo por mí más que cualquier otro de los políticos de los últimos treinta años. Pero a mí me dan mucho asco las películas que hizo Fito, en serio, tratá de ver una y vas a ver que te dan ganas de hervir un paquete de Duracell “doble A” y hacerte un enema con el caldo.
Macri ganó porque no impulsó la Nueva Ley de Educación Nacional. Filmus redactó la ley de educación menemista (la que destruyó la escuela como la conocíamos), y luego, como un Pedro moderno, negó su pasado menemista hasta que cantó el gallo, llegando al Kirchnerismo y atacando la política educativa de los ’90, más suya que la mierda (un triunfo lo del Polimodal y la EGB, Filmus). Los negocios con bienes públicos que hoy tanto le critica a Macri son los mismos que apadrinó durante los días dorados de las escuelas shopping. Compará cualquier cosa que Filmus haya hecho durante los últimos veinte años con el segundo gol de Palermo al Real Madrid, o el último penal atajado por el Pato contra el Milan.
Pero antes de cerrar, les digo, que yo no lo votaría a Macri para presidente, ni lo voté previamente (ya que vivo en provincia y no me mudaría a Capital a menos que me viese obligado a hacerlo debido a una explosión atómica en la sodería a seis cuadras de casa). Por si alguno no se dio cuenta, todavía. Digo. Por las dudas. Mi idea era la de sólo poner las cosas en perspectiva, desde la humildad de estos párrafos opositores al papanatismo. A fin de cuentas, si hubiese querido hacer campaña, hubiese escrito algo antes.
Y ahora, lo que ustedes estaban buscando: un video de Youtube en el que no aparece Silvina Luna practicándole sexo oral a su novio. Traté asimismo (no me acuerdo si está bien usada la palabra porque hace mucho que no escribo) de buscar una foto mejor que la del ano de Juanita Viale en primer plano para imaginarme como sería el ano de Juanita Viale, pero aparentemente Internet no lo tiene todo, mis estimados lectores.
Yo también me sorprendí, sí.
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