La cosa va queriendo. Ustedes preguntaron, y yo supe responder. Las dudas se van eliminando y poco a poco ustedes van preparándose, instruyéndose, alineándose con la realidad. Con la posibilidad de una invasión zombi. Pero, ¿existe una forma de protección ante los zombis que resulte definitiva o infalible?
Desafortunadamente, la respuesta para esa pregunta es la misma que para la pregunta: ¿Existe la posibilidad de que una mujer pueda ser feliz con otro hombre después de haber probado íntimamente mi cuerpo?
No. No existe. Dependiendo de la gravedad del asunto, y del alcance de la epidemia/invasión, nuestras capacidades de supervivencia se dividen, multiplican o anulan, más allá de lo preparados que nos encontremos al momento de tener que tomar parte activa en la defensa. Podemos jerarquizar las situaciones de la siguiente manera:
Brote pequeño o brotecito. Formado por entre uno y veinticinco zombis, este brote suele ocasionar entre una y cincuenta bajas humanas (contando a los infectados). Su duración puede extenderse hasta unos veinte días. Puede compararse con el tipo de incidente que reflejaban las primeras películas de zombis, con toda la acción ocurriendo en parte de una localidad o distrito y siendo atendida por civiles (con una mínima intervención policial). Es el tipo de brote más común, suele reportarse luego como una serie de homicidios inexplicables, y los medios le prestan poca o ninguna atención.
Brote importante. Similar al brotecito, las condiciones se ven alteradas únicamente debido a que la acción transcurre en áreas de mayor densidad poblacional y el número de zombis aumenta (entre 20 y 150 zombis). Curiosamente, este mayor número de infectados ocasiona una pronta intervención de las fuerzas de seguridad, quienes procuran ocuparse de la situación con la mayor discreción posible. Las bajas suelen ser de varios cientos de personas.
Se fue todo a la mierda. Este tipo de brote es el que hace que la población se despabile sin dejar lugar a confusiones, con miles de zombis recorriendo áreas de quizá cientos de kilómetros (lo que se entiende como provincias o pequeños países). La duración de esta crisis (o guerra) suele ser de meses, y el ejército suele tomar el lugar de la policía. Los habitantes de las zonas infestadas (y en cuarentena) se ven obligados a valerse por sí mismos, debido a que el accionar del Estado se traduce en toda una serie de dificultades agregadas (es común que se dicte la ley marcial, cierre de fronteras, restricción de suministros, etc.) en respuesta al pánico, los robos, los saqueos y demás calamidades humanas.
Fin de la civilización tal y como la conocemos. Más que un brote, pasa a ser la nueva forma de vida dominante sobre la tierra, con nosotros, los seres humanos, tratando de sobrevivir casi como “rebeldes bandidos” en un mundo medieval y despiadado. No se ha dado aún, gracias al esfuerzo mundial de muchos ciudadanos anónimos.
Pero, entonces…
4- ¿Qué tipo de armadura elegiría usted para enfrentarse a los zombis?
a) Una armadura de caballero medieval que me robé del museo la misma noche que entré a robar una espada de verdad, siguiendo tu sugerencia.
b) Un traje de buzo de cuerpo entero, con protecciones metálicas reforzadas, especialmente diseñado para bucear entre tiburones. Si, no, yo tampoco sé porqué tengo uno. Lo compré siguiendo un impulso.
c) Un casco, unas coderas y unas rodilleras que me robé de aquella vez en que participé en el programa televisivo “Jugate Conmigo”.
d) Ninguna, mi armadura es mental. Soy capaz de concentrar la energía en diferentes puntos de mi cuerpo, haciéndome inmune al dolor y a los golpes. Igual, por las dudas llevo forros. Nunca se sabe. Me imagino que una situación de semejante intensidad despertará el instinto primitivo del apareamiento y la pasión en alguna de las sobrevivientes. Ojalá. No la pongo hace mucho. A veces me pregunto si se hará todavía de la misma forma en que se hacía cuando yo lo hacía.
e) Un chaleco antibalas que compré en Mercado Libre. Me dijeron que era de Omar Chabán.
Respuesta correcta: La agilidad y rapidez son vitales a la hora de pelear contra los zombis, y la mejor armadura es la distancia. Cualquier tipo de armadura o escudo aumenta el peso, el cansancio y el riesgo de deshidratación. Psicológicamente hablando, una persona armada y protegida tiende a confiarse demasiado, por lo que mi sugerencia es la de conseguir comodidad de movimientos. Con la intención de resguardar a los efectivos policiales de mordeduras de perros y cuchilladas, se han desarrollado protecciones de kevlar más delgadas y anatómicas que resultarían ideales para proteger las extremidades en caso de ataque zombi, pero echar el guante sobre alguna de ellas sería más que difícil. Un chaleco antibalas sirve únicamente para proteger de los criminales o del fuego amigo accidental, si bien en este último caso lo más probable es que el tirador apunte obviamente a la cabeza. Una armadura medieval es demasiado ruidosa, pesada e incómoda en el mejor de los casos (sea de placas o cota de malla), pesando lo mismo que una mochila repleta de cosas más útiles. El traje de buzo sirve simplemente si usted se encuentra en el agua, y por eso se descarta en estas primeras etapas de supervivencia.
¿Cómo atacan los zombis? Te sujetan y te muerden. Debido a ello, el uniforme ideal de cualquier persona realmente interesada en sobrevivir consiste en calzado resistente pero ligero, ropa cómoda pero ajustada en colores oscuros, sin bolsillos ni flecos, y cabello muy corto. Nada de collares o pulseras. No sé lo que está de moda, lo que usan tus celebridades favoritas, tus Morganes Freemanes y tus Rocíos Marengos. No sé ni me importa. Personalmente, recomiendo agregar al conjunto unas gafas protectoras (el ámbar administra mejor la luminosidad escasa o excesiva) y guantes anatómicos de fibra.
5- Usted se dio cuenta de que tiene que estar preparado para cuando vengan los zombis, y entonces se dispone a estudiar una carrera o profesión útil aprovechando su tiempo libre, cosa de servir para algo. Y escoge entre las siguientes cosas:
a) Médico
b) Arquitecto
c) Policía
d) Profesor de Jiu-Jitsu
e) Maestra jardinera joven. Se ríe casi con luminosidad, y su cabello rubio atado en una cola de caballo huele a champú de manzana. Lleva una remera algo corta por debajo del delantal azul con guardas rojas, y cuando se agacha usted puede ver el tatuaje tribal que supo hacerse en la base de la espalda, por no hablar de su ropa interior: una tanga rosada.
Respuesta correcta: Ninguna, otra vez. ¿Ve que es usted es medio quedado? ¿Y si los zombis vienen mañana? Y no, si ese curso de liquidación de sueldos que hizo no sirve para nada ahora, de menos va a servir cuando vengan los zombis. Usted ya tendría que haber estudiado algo. Ahora es tarde, pero veamos:
La medicina sirve sólo para lo que el médico promedio menos tiene en claro, que son los primeros auxilios y la medicina de emergencia. Recuerde que la infección es incurable y que el único remedio útil es la prevención. Muy lindo el diploma, pero de nada sirve que usted me mande a sacar una placa o a hacer estudios cuando los muertos vivos están meta arañarme el mosquitero. De mayor utilidad puede ser una enfermera, joven y desnuda, y bella, y que guste de besarse con maestras jardineras, de ser posible. Ser profesor de Jiu-Jitsu tiene como beneficio únicamente el buen estado físico de cualquier atleta, ya que las artes marciales basada en llaves no se recomiendan ante los zombis. Un arquitecto, por otro lado, resulta menos útil que un albañil, quien de seguro se las ingeniará mejor a la hora de tener que levantar un par de andamios, y nos cobrará como siempre: más o menos lo mismo que cobraba Gaudi en sus mejores días.
Lo bueno de ser policía es precisamente el acceso que uno puede llegar a tener a todo tipo de recursos indecentes. Lo conveniente es hacer la carrera y conseguir, mediante esfuerzo, favores y maniobras cuestionables, que se le permita acceder a los arsenales de la comisaría, incluyendo elementos secuestrados, etc. Un perito, mecánico armero, debería de poder ingeniárselas para no sólo reparar un arma, sino también fabricar piezas faltantes, o improvisar armas caseras. Sabido es que el fusil AK-47 puede fabricarse desde cero con algo de acero e ingenio en un taller medianamente equipado. La maestra jardinera, finalmente, es un arma de doble filo. A la hora de mantener en silencio y tranquilos a un grupo de niños puede resultar de gran utilidad, pero así también será de las primeras en gritar como una cerda cuando usted se vea obligado a usar a uno de los pequeños como carnada, arrojándolo por una ventana para luego salir huyendo por la otra. Recuerde: los niños son el futuro siempre y cuando no haya zombis en la conversación. Aparte, la bronca que usted le va a agarrar a la maestra jardinera tras encontrársela chapando en lo oscuro con el profesor de Jiu-Jitsu no tiene nombre. Usted va a estar buscando pilas para la linterna y ahí van a estar ellos. «Disculpen, no vi nada», dirá usted tratando de parecer macanudo y se retirará, mientras ella (transpirada) baja la mirada y se cubre los pechos con la remera del tipo, quien lo mirará como diciendo: «Dormiste, flaquito». Pero usted se irá con la vena y les deseará cosas malas, tipo sida. Más que nada a ella, por puta.
Los conocimientos útiles, por lo menos en un primer momento, serán la lucha, la psicología (siempre y cuando sea usted el que la aplique sobre los otros), y el conocimiento del terreno en el que se encuentra. Un repartidor de helados en moto (con su bravura, pericia, mapa mental del barrio y escaso sentido del peligro) resultaría más útil que todos los licenciados en comercio exterior actualmente matriculados, y los prontos a graduarse.