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Archive for noviembre 2007


Ayer abrí una ventana en el explorador de Internet que utilizo y me dirigí presuroso a ver lo que tenía para ofrecer Esteban Podeti a través de su blog en el Kran Diario Arkentino. Leí y me reí un rato con el asunto ese del viaje a La Plata, pero a un costado, un titular de Ultimo Momento (en ese momento era el último) llamó mi atención. El titular decía: “Kaká dice que cuando deje el fútbol se dedicará a la religión”.

Evangélico
Era obvio que Kaká era evangélico, para el ojo mínimamente entrenado. Se le notaba a la legua debido a lo insulso de su aspecto casual (que no es el de un católico ni el de un mormón) durante las entrevistas que le hacían durante las concentraciones en el último mundial. El hecho de que anduviese leyendo la Biblia todo el tiempo y usara musculosas como la de la foto debajo de su ropa también lo delataban, sí. Aparentemente, quiere ser pastor, cosa muy común entre los evangélicos debido a que a diferencia de la mayoría de los católicos, suelen estar bastante más involucrados en las actividades de la iglesia. Y hago uso del plural de la 3° persona del plural en vez de la 1° para conjugar el verbo soler porque si bien yo estoy por volverme evangélico, de acá a que me vean tratando de “enseñarle la palabra” a un tipo que mató a media docena de fulanos para robarles sus respectivos automóviles hay mucho trecho. Yo le enseñaría otra cosa. A portarse bien, le enseñaría. O una foto en la que aparezco mutilando a sus hijos con una morsa, por ejemplo, le enseñaría.

Y… la vida es así –me dije, comparando tácitamente al brasileño con otros jugadores de fútbol mucho más degenerados y más sabios a la hora de aprovechar su exposición pública, volteándose a cuanta mina, bidón de vino y/o linea de merca les pasa cerca-. Dios le da pan al que no tiene dientes…

Pero a un costado, en el ranking de notas más leídas, sin querer vi lo siguiente:

“DETIENEN EN ROSARIO A UN HOMBRE QUE QUISO QUEMAR A SU HIJO POR LLEVARSE LAS MATERIAS”

Y de repente, Kaká dejó de interesarme.

Primero imaginé algo más complejo que la realidad. Creí que el tipo (se llama Horacio) lo había quemado al pibe en Buenos Aires y luego intentado fugar al interior del país, hasta que me di cuenta de que la culpa en la interpretación errónea no era mía, sino de los redactores de Clarín y sus capacidades narrativas hechas de Durlock. Es por eso que yo voy a abrir ante ustedes el abanico de observaciones que está haciendo falta. Llámenme “analista sensato de la realidad”, si así lo prefieren.

Primero lo primero: el guachito se llevó todas las materias. Para llevarse todas las materias tiene que haber estado haciéndose demasiado el pelotudo, ya que algunas asignaturas se aprueban nomás asistiendo a clase más veces que el docente, y para otras tantas ni eso hace falta. Corría quinto año del secundario cuando yo supe sacarme un 9 en una evaluación de Literatura acerca de Boquitas Pintadas, un libro largo, aburrido, horrible y pesado de Manuel Puig al cual le leí unas quince páginas y la contratapa porque justo para ese entonces me había comprado el adaptador para jugar al Playstation de a cinco con mis amigos y todo no se puede. Y a Educación Física fui ocho veces en todo el secundario. En total; y me la llevé nomás en cuarto año.

Dicen las malas lenguas que previamente, el padre lo habría golpeado. No resulta muy difícil entonces imaginar que el muchacho, poseído obviamente por esa típica actitud rebelde de los adolescentes, haya sido capaz de desafiar a su padre a la voz de: “jajajaja, no me duele, viejo cansino… ¿no tienes nada más que eso? Jajajajajaja…”. Yo no soy ningún abogado, pero a mí se me hace incluso que en ese caso la causa debería caratularse como “Legítima Defensa de un pobre tipo ante una agresión agravada por el vínculo con un hijo desagradecido y malvado como el de la leyenda del Caraú”. Y no me vengan con que no importa legalmente cuando se arremete contra la autoestima porque aparentemente si te cruzás con alguna de los participantes de Cuestión de Peso, le tocás bocina y le gritás algo así como: “escupí el fitito, obesa hija de re-mil putas” pasás a ser un insensible ante los enfermos y alguien termina demandándote por daño moral. Imagino al pobre Horacio teniéndo que empinarse dos cajas de vino blanco para poder contar con el envalentonamiento necesario para ponerle límites al descarriado…

Pero hay algo que a nadie debería pasar desapercibido: si el nene andaba frecuentando amistades de las que lo pueden iniciar en las drogas y la delincuencia (lo más probable y que doy por sentado, porque debe haber estado vagando por cualquier lado a fin de poder llevarse todas las materias), pues entonces yo no veo donde estaría el problema en golpearlo y amenazarlo con quemarlo vivo a fin de ponerlo en vereda. Es más, no sabía que había otra forma de luchar contra las adicciones y la delincuencia. Peor aún, los desafío a encontrar una manera más efectiva de convencer a alguien de algo. Miren, les armo una estadística sobre la marcha y díganme si no resulta creíble:

*Menos del 1% de los delincuentes que son golpeados y quemados vivos reinciden en sus actos criminales. (Fuente: Departamento de Investigaciones Criminalisticas Adjuntas)

¿Vieron? Obviamente, tenemos pregunta del día. Y ésta es: ¿Qué haría usted si su hijo se llevara todas las materias y usted se enterase a fines de noviembre? o ¿Qué habría hecho en caso de estar en el lugar de Horacio? No vale decir que le tiraría querosén encima e intentaría quemarlo vivo, no vale, no vale…

Yo le habría puesto el caño de una escopeta de 12 el culo, y lo habría amenazado “intensamente”. O sea, habría cargado una posta de sal, tirado del gatillo y luego sugerido la posibilidad de seguir tirando. Si se lo están imaginando, les sugiero que imaginen que en la otra mano (la izquierda) tengo el teléfono celular en plena comunicación con el director del colegio, a fin de que se quede tranquilo y vea que estoy tomando cartas en el asunto. Ayuda a enriquecer la escena en varios niveles.

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Los lectores más veteranos saben que yo soy más partidario del milagro chiquitito que de la enorme casualidad o incluso los “grandes milagros”. Técnicamente, y si nos orientamos teniendo como cimiento esa definición de diccionario que reza que un milagro es un acto imposible conseguido a través de la intervención divina, no es muy difícil entender el asunto. Para no caer en algún tipo de vacío lógico también necesitamos creer, en todo caso, en el hecho de que Dios tiene mucho tiempo libre y se presta a este tipo de situaciones innecesarias. Y yo creo en eso más que la suerte.

Alberto CastilloRecuerdo una tarde, hace algunos años, en la que mi primo y yo, mientras jugábamos al Winning Eleven, terminamos hablando de Alberto Castillo. Lo bueno de contar con una colección de curiosidades musicales en la PC es obviamente el poder aprovecharlas para ponerle banda sonora a una buena jugada, una falta, un tire libre que pega en el travesaño. “Siga el baile” en la versión de los Auténticos Decadentes acompañaba un 5 a 0 de esos cuando Barthez parece estar haciéndose el idiota y ni a Rame ni a Coupet les tenés la suficiente confianza como para mandarlos a pasar vergüenza bajo los tres palos.



Mantis: -Pensar que el viejo éste todavía debe andar rompiendo las pelotas por ahí con la musiquita, ¿no?
Darío: -¿En serio? No puede ser… tiene como cien años.
Mantis: -Ya se va a morir… es más: quedate tranquilo que esta noche se muere.
Darío: -No… mejor que se muera pasado mañana así les caga el fin de semana largo a los parientes.
Mantis: -Usted, amigo mío, es un verdadero genio.



Dos días después, cuando en los noticieros se comunicó la noticia de la muerte de Alberto Castillo, decidí que ya no joderíamos con ese tipo de homicidios a la distancia. Mi primo estuvo de acuerdo: Dios se había valido de un pobre viejo y obrado en favor de un milagro chiquitito para enseñarnos algo que no creo que hayamos aprendido. Pero lo cierto es que desde entonces aprendí a reconocer los milagros chiquititos cuando ocurren cerca de mí. El siguiente no tiene nada que ver con Alberto Castillo, pero fue el último, y ocurrió ayer domingo:

El tipo que me vende fiambre últimamente (cambié de comercio debido a que ahora consigo mejor calidad, buen precio y la posibilidad de abonar en Tickets Plus o Restaurant) es un ex-empleado de los subterráneos. Creo que era supervisor, y ganaba mucho dinero trabajando muy poco, gracias a que contaba con el mejor sindicato de toda la República Argentina. Un buen día se cansó de aguantar amenazas de la gente y de tener peleas constantes y se fue, contando con algún pequeño ahorro. Hoy en día trabaja más y durante más rato, aunque para si mismo, ya que es su propio jefe en un local a dos cuadras de su casa y es más feliz. Pero todo eso no importa, tan sólo estoy creando el escenario.

Por lo general mis sánguches son tradicionales y previsibles: Poco jamón, poco queso, poca mayonesa y mucho pan, quizá debido a que así los comí durante prácticamente toda la escuela primaria. Podemos decir entonces que el quiosquero que supiera estar ubicado frente a la Escuela Alfonsina Storni supo definir mis hábitos alimenticios en su afán de reducir costos y maximizar ganancias. Mis antojos muchas veces se vuelcan al lomito, el jamón crudo, la bondiola y el salame picado grueso, no voy a negarlo. Pero todo eso tampoco importa, sigo creando el escenario

Así, a veces, el jamón se acaba y me veo obligado a recurrir a los fiambres experimentales que mi madre y mi novia suelen comprar “para tener por si no hay tiempo de cocinar”. Creo que se llaman “mertadela”, “motambre” y salchichón”. Entonces, yo tomo una pieza de pan flauta y la divido en dos mitades, mientras dos moscas verdes y enormes de las que olieron temprano el verano y la mortadela revolotean por la cocina. Como ayer.

Adentro fue entonces una feta de mortadela. Pero no había queso. Algo más tenía que ponerle dentro y cuando abrí la heladera las tres opciones menos ofensivas eran:

1) Tomate y lechuga ya lavados, cortados y guardados en un recipiente plástico “para tener por si no hay tiempo de cocinar”
2) Puré de calabaza
3) Cubitos

Decí que no era de papas el puré, porque de haberlo sido, habríamos tenido un obvio ganador. Sobre la mortadela fueron entonces dos rodajas de tomate perita y un par de hojas de lechuga. Y las dos moscas zumbantes seguían fastidiando. Le puse algo de sal al horror, cosa de poder pasarlo sin vomitar más de dos o tres veces, y bastante mayonesa. Los vegetales, algo mojados todavía, hicieron una suerte de témpera amarilla de la mayonesa, que decidí administrar en abundancia. Apreté el pan con fuerza y mordí. Estaba rico, pero para evitarme un reto decidí postergar el placer alimenticio y buscar un plato. Sin quitarme en sánguche de la boca, obviamente, pero tratando de atajar las migas con las manos.

Y entonces, el acto milagroso. Al voltearme -en un acto digno de Ed Harris cuando hace de Pollock y se come a Jennifer Connelly-, con la mayonesa diluida por el juguito del tomate salpiqué hacia la mesada y los platos recién lavados.

“Después limpio” -pensé vilmente al ver las dos enormes manchas amarillentas del tamaño de una moneda sobre la tabla de picar. Pero… ¿qué quieren que les diga? no pude dejar de maravillarme al ver que separadas por unos veinte centímetros, en cada una de ellas se hallaba prisionera una de las moscas.

Pero basta de hablar de mí y de mis asombrosas cualidades…

Usted, ¿ha sido partícipe alguna vez de algún milagro chiquitito? Y por favor evítese eso de nombrarme a su primer hijo, todos sabemos que ningún milagro puede empezar con un pene erecto y un par de pechos en las manos.

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Se termina el año y caigo en la cuenta de que no he cumplido con todo lo que me había propuesto para este 2007 (el artículo se llamaba precisamente “Mantis 2007”, porque soy un tipo más bien coherente). Por si no lo recuerdan o ni siquiera lo han leído a pesar del bruto hipervínculo, haré un resumen. Eran cinco:

1- Se suponía que iba a casarme con la mujer que amo. No pudimos aún pero sigue en los planes, para comienzos del siguiente año. No se que carajo habremos hecho pero cada vez nos faltan más cosas de las que teníamos ya preparadas cuando empezamos a hablar de casamiento. ¡Es como que se desorganizó todo! ¡Somos re-locos! ¡Viste como es esto de un casamiento, hay mil detalles que atender! ¡Jajajaja! ¡Es una ocasión mágica!

2 -Se suponía que iba a asistir a una presentación del Cirque Du Soleil, en caso de que estos viniesen a la Argentina. Ni idea de si vinieron o no, y medio que les perdí el entusiasmo. Los vi de vuelta por la tele pero ahora tengo ganas de ir a ver a esos tipos que te hacen formas chinescas combinando sus cuerpos detrás de una lona o algo así. Lo dieron en el noticiero.

3 -Se suponía que iba a reparar la parrilla. Hice otras cosas que no incluí en la lista, pero me dediqué a cocinar cosas más “de interiores”, como por ejemplo lasagnas, ravioles, sorrentinos caseros… o sea, comida de puto. Y cuando hice “asados” fueron “asados al horno” o lo que en mi casa se conoce como “asado de puto”. Mi vieja limpió la parrilla y sólo falta hacerle la base de ladrillos a los costados y conseguir un doble chapón, pero por ahora…. Nada.

4 -Se suponía que iba a arreglar mi PC. En lugar de repararla, terminé quitándole algunos componentes a los cuales les tengo cariño a pesar de que jamás volveré a instalarlos por lo defasado de su anatomía, y ahora espera en el piso a que alguien se la quiera llevar. Parece una carcaza de pollo robot. Antes de que empiecen a tratarme de filántropo derrochón, aviso que hablamos de una Pentium 200 del 98, así que… Por cierto, existe un sitio llamado “Equidad.org” donde se suponen que te aceptan las donaciones, pero parece que si querés donar “solo” un scanner, una impresora sin tinta, una lectora de cd´s, dos disketteras, dos teclados, dos mouses y dos gabinetes (ambos con placa y un montón de chucherías “on board” además de una bolsita llena de memorias SIM/DIM, mangueras y puertos para impresoras), no la pasan a buscar por tu casa, sino que tenés que llevarlas vos. No importa que vivas lejos y no tengas medio de transporte propio y que todo lo que te interesa donar esté funcionando a la perfección y necesite de sólo un disco rígido cualquiera para serle útil a alguien, porque parece que ellos tienen destinado el flete para otras cosas, ya que trabajan con “empresas grandes”, lo que quiere decir que en realidad no aceptan cosas que no puedan revender bien a las casas de repuestos. Unos hijos de puta, pasen la voz. Y si me quieren algo, no le donen una mierda a nadie, jamás.

Pero… ¿Cumplí alguna de mis metas para el 2007? Bueno, si. Una sola. Vi en el cine la película de los Simpsons. Evidentemente, mis detractores probablemente se habrán hecho la fiesta, amparados en eso de que supuestamente soy un “vago de mierda”. Pero lo cierto es que hice muchas otras cosas. El otro día, por ejemplo, enceré de vuelta el piso, y cambié una cerradura, y pinté el techo del baño, y clavé un clavito en la pared para colgar una cosita de cerámica que supuestamente es un adorno, o un angelito, en vez de ser un vikingo o un revólver.

Lo triste es que eran todas las cosas de la lista eran medianamente asequibles. Y probablemente ese fue el error. Un hombre de una imaginación tan poderosa y debería haberse propuesto cosas más impresionantes y sofisticadas. Aquí va mi lista para el 2008.

Payaso Malvado
1) Me voy a violar un payaso.
Voy a buscarme el payaso más desagradable y le voy a entrar con carne por popa. Ustedes se preguntarán ¿Y porque? Bueno, no hace falta una razón para andar haciendo las cosas que uno hace todos los días, no jodan. La idea que tengo es la de contratarlo diciéndole que se trata de una fiesta para mi ahijado, luego meterlo en casa, golpearlo y amordazarlo cuando mi ahijado no esté viendo, y hacerlo gritar “Oooohhh” con mi Espada del Augurio. De ser posible, cuando nadie esté viendo, porque mi futura esposa es prejuiciosa. No creo que vaya a gustarme la experiencia, pero tampoco me gusta tener que levantarme a las 5.30am para venir a trabajar todos los días o saber que Cristina va a ser nuestra presidenta durante los siguientes años y así y todo acá estamos, yo escribiendo y ustedes leyendo. El culo roto de un payaso no va a ser sino otra herramienta con la que forjaré mi espíritu.

2) Voy a volverme cazador de recompensas. Hace algunos días ví la película “Domino” y quedé mal. Por lo general siempre quiero ser Mickey Rourke, es algo que les pasa a todos los hombres de verdad, como yo. Y en esta película Mickey es un tipo duro que acompañado de un mina y un chabón atrapan a delincuentes a cambio de dinero. Es como ser un superhéroe, pero sin tener que andar atormentado, traumado ni nada de eso. Y me parece mucho más digno y real que estudiar para ser “Licenciado en Espacialismo Ambiental” o cualquier otra de esas pseudo-tecnicaturas poco serias que dan hoy en cualquier universidad privada.

3) Voy a robar y asesinar a una persona. Esta es por si con las otras dos no llego a saciar mis necesidades masculinas de ganar, destruir y matar. Si se complica lo de la meta del payaso, puede que termine yo necesitando el homicidio, mi jardín y una pala, pero en ese caso no cuenta. Hablamos aquí de otro homicidio distinto. De ir y robar y matar a un desconocido, con las cosas organizadas a fin de salir impune. Yo la pensé más o menos así: durante algunos días estudio los movimientos de la policía en alguna callejuela cortada y solitaria. Me aseguro de que no sea un barrio con mucha pinta de “vecindad”, cosa de que la mayoría abogue por el “no te metás” y se quede en casa cuando escuche los disparos o –si en vez de tirar apuñalo- gritos y demás ruidos del forcejeo inevitable (no busco sigilo ninja). Luego, durante la noche me acerco a un blanco de los que suelen ser más fáciles (pero con cierta pinta de mala persona así no me siento culpable) y lo difunteo. Ojalá sea alguien con un celular con musiquita, o algo caro. Me tengo fé en lo de no ser atrapado: Ya supe decir que poseo carita de buen pibe, y si me afeito completamente parezco de 17. Uso anteojos con mucho aumento, jamás pisé una comisaría, doy negativo a cualquier tipo de control antidoping o test de alcoholemia, paso todos los exámenes psicológicos exitosamente y ni siquiera se me piden documentos cuando pago en el supermercado con Tickets Plus, todo eso. Y ustedes y yo sabemos que tarde o temprano a alguien voy a hacer sonar, nomás para saber de que se trata. Mejor que sea ahora y no cuando un hijo mío esté en edad de entender que si en la ecuación reemplazara al desconocido por un conocido superior en el árbol genealógico se podría quedar con sus cosas gracias a ese procedimiento sucio conocido como “herencia”.

4) Voy a encontrar a Julio López. En algún lado debe estar ese pobre hombre. Muerto, sí, pero ¿dónde? La idea es quedarme con la plata de la recompensa, por lo que en última instancia recurriré a la homonimia y encontraré a otro Julio López y le haré juicio al Estado por “falsa promo” o algo así. El de acá por ejemplo, que es un futbolista según parece. Acá hay otro, creo que es un Comisario o Capitán en Mercedes… al final, el que no encuentra es porque no quiere. Y este también, un ciclista. Y en Puebla hay uno con cara de pateador de bolivianas en este casamiento de españoles paquetes. Con toda esa plata me hago un Museo a la Memoria, pero a la memoria de los buenos videojuegos, que es lo que a mí me interesa de verdad. Estoy a esto de entrar a poner bombas en los cyberfcaféses.

Siéntanse libres de agregar metas, por favor. La quinta será escogida entre vuestras sugerencias, y agregada luego al cuerpo del post.

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Cuando terminé de publicar el artículo referido a la campaña sucia de Sergio Massa (hace bastante rato, leer “Matador”) me puse a pensar en los que son las peores personas del mundo según el criterio de las –precisamente- masas. Los seres más despreciables: los políticos chorros. Los que vuelan de aquí para allá llevando caras sonrientes y trajes caros, socavando las bases de la democracia, la decencia y demás supersticiones. Los que mueven mediante maniobras ilegítimas hacia sus arcas inmensas carretilladas de un dinero ajeno y supuestamente destinado a reparar hospitales, cuidar al pueblo, derribar las desigualdades, fortalecer a la patria toda o elevar el nivel de la educación. Esto último siempre pensando en que así el Conycet tardaría mucho menos tiempo en, no sé, desarrollar un robot capaz de escribir cosas en la PC y simplificarme este asunto del blog. Llámenlo reciclar una idea valiéndome de un artículo anterior.

Siguiendo este orden de pensamientos, por consiguiente, la pregunta sería: ¿y cuán diferentes somos entonces nosotros, los “no-políticos” de los “políticos chorros, delincuentes, que se vayan todos, que no quede ni uno solo”? Yo creo no tanto.

Todos intentan sacar –y porque no intentamos sacar- la mayor ventaja a nuestro alcance, pensando que tal acción no es tan grave.

Porque yo no robo cuando puedo, al menos en la mayoría de las oportunidades que se me presentan. Técnicamente, utilizar tiempo laboral en actividades personales es robar. Quedarse con una comisión equivocada es robar. Conservar las monedas que la máquina expendedora nos devuelve por error al sacar boleto en el colectivo es robar. Llevarse una lapicera a casa sin avisar o pedir permiso al jefe en la oficina es robar, siempre en términos más bien tajantes y reales, que no es lo mismo que realistas, en una de esas. Y navegar en Internet desde el laburo para leer un artículo acerca del festival porno en Buenos Aires como hice hoy, fue robar. Durante dos minutos y un par de mujeres de aspecto desaliñado y sudoroso pero así y todo interesante, pero fue robar. Fue aprovechar una oportunidad.

Y así como la ausencia de un anotador no va a causar la quiebra de la empresa en la que usted trabaja, una malversación de fondos (de, ponele, cinco o seis millones de pesos) no podría destruir la economía de un país. Menos aún un país como la Argentina, donde las cosas se atan con alambre, los presidentes, gobernadores, jueces, senadores, legisladores e intendentes corruptos se suceden, e intercalamos un voto esperanza de negro con un voto castigo derechista nomás para desorientarnos de vez en cuando, pero seguimos. Y quien malversa fondos (si, te estoy hablando a vos, De Vido), lo sabe. En ambos casos, el ladrón confía en que su acción no será lo suficientemente dañina como para acabar con el cosmos, eso es seguro. La diferencia, mejor dicho, la única diferencia entre el político y la gran mayoría de los restantes es que éste tiene una caja chica (léase caramelera) mucho más grande de la cual servirse, y el ser humano, siempre predispuesto a sacar ventaja, no puede controlarse. Y aprovecha la oportunidad. Mírenlo a Chavez, sino. Leyendo la tapa del diario en un kiosco algunas semanas atrás, pude enterarme de que piensa imponer en Venezuela un cupo de cien nombres a elegir para los bebés, o de que debido a una sugerencia cambió arbitrariamente varias veces en un mismo día la hora oficial del país, desorientando a su pueblo. ¿Cuán divertido debe ser tener ese tipo de poder e impunidad? Hasta muñeco articulado hecho a su imagen y semejanza, tiene el tipo… no se le puede poner precio a eso.

A lo que voy es a que deberíamos ser menos duros cuando juzgamos a los políticos, por ejemplo: los cordobeses éstos… los que durante semanas se estuvieron peleando para ver quien se quedaba con la torta de la gobernación. Desde aquí, les pido perdón por haberme referido a ellos como a “una batahola de hijos de puta”, o algo así, no memoricé mis palabras exactas. Los políticos van a nuestras mismas escuelas, comieron (cuando niños) los mismos alimentos, gritaron los mismos goles y escucharon en la radio los mismos informativos que los padres, hijos y hermanos de cualquiera. Tu sobrino o hermano menor en este instante puede estar chateando con quien mañana vaya ser el hipotecario de las ilusiones de tus nietos.

Y es que los políticos son tan sólo nosotros, elevados a la máxima expresión. Pero lo que ustedes tienen que confesar en sus comentarios es su forma preferida de robar. Hagamos apología del robo, que con lo de las boletas a la hora de llenar las urnas a mí no me alcanzó.



(Puede que este artículo conciliador y pusilánime se deba a eso del “nuevo” futuro gabinete” de Cristina, y esos mensajes tan increíblemente caraduristas de: “la transición más prolija de la historia”. A lo sumo, habrá sido la reelección más desprolija, digo yo, pero la verdad es que me encuentro vencido y no tengo ganas de pelear o insultar a nadie).

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Parece que a Jorge, que es Rivas, le partieron algo en la cabeza y lo encomaron (léase: sometieron a un coma profundo). Desde Julio pasado, Jorge es el Vicejefe de Gabinete de Kirchner (y por consiguiente, también del resto de los argentinos), por si no lo sabían. La historia dice que el tipo salía de una reunión con amigos y conocidos muy tarde en la noche cuando se sintió mal, detuvo su automóvil en una farmacia e intentó comprar un antihistamínico o algo así (léase remedio para la alergia o algo así), cuando un grupo de delincuentes (otros delincuentes; delincuentes desconocidos, no los de la reunión anterior) lo emboscó y le dio sus mañanitas. Actualmente se encuentra en “estado reservado”, lo que a mí me hace pensar en un señor alto y demacrado, vestido de traje negro y con galera, que lo mide con una cinta métrica y anota números en una libreta.

Creo que este es Jorge Rivas, puse Jorge Rivas en Google y aparecióTenía pensado escribir un artículo muy largo acerca de la imposibilidad de defenderse cuando los únicos con derecho a andar armados son los agresores (léase “los malos”), pero prefiero volcar el tema de otra manera. Todavía no pude interiorizarme bien, y por eso dudé, sin saber si debía alegrarme y decir: “Jajaja… me gusta que los políticos corruptos responsables de la inseguridad reciban una probadita de su propia medicina” o preocuparme (el tipo usaba honradamente su auto particular, no el coche oficial que le brinda el Estado) y decir “Pobre tipo, seguro que estaba peleando con decencia y estorbando los planes de Alberto Fernández y sus mafiosos y por eso le armaron un falso intento de robo”. Por las dudas, decidí alegrarme.

Pero lo cierto es que si Jorge hubiese tenido un arma encima para defenderse, habría podido, al menos, intentar algo.

Estoy al tanto de que muchos de ustedes, lectores míos, comparten mi parecer, pero mi tarea hoy en día será evangélica, si se quiere. En los comentarios voy a responder, aplastar y destruir con absoluta seriedad, una a una, a todas las razones humanitarias, argumentos papanatas y explicaciones desarmistas que cualquiera pueda dar o exponer a fin de probarme equivocado en mi postura absolutamente armamentista. Ustedes (me refiero a los desarmistas que fingirán ser, llegado el caso) deben convencerme, debate mediante, de que la Argentina es un lugar más seguro debido a que el RENAR dificulta el acceso a las armas de fuego y prácticamente no otorga más permisos para la portación de armas a legítimos usuarios de armas de fuego, dejando de lado el hecho de que el trámite actualmente cuesta unos cien dólares y el derecho tiene una vigencia de doce meses, lo cual ya lo deja fuera del alcance de muchos sueldos.

¡Vamos, damospenienses de la paz! ¡Saquen la pequeña ONG que llevan dentro! Vale crear situaciones trágicas del tipo “suicidio de bebés” o usar relatos idiotas del tipo: “tenés un arma y tenés un problema” o “las armas son solamente para los policías, que son responsables y las saben usar porque trabajan de eso”.

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1) Era hora de que alguien lo mandara a guardar silencio a ese negro populista y dictador que es Chávez. Es más, si yo hubiese sido el rey de España, le habría partido algo en la cabeza. No hay nada peor que un negro de mierda sentándose a la mesa y creyéndose persona. Mis fichitas están puestas en Bush o sus predecesores, a quienes les confío la aniquilación de ese fantoche bajo la excusa de «tiranía» o «armas de destrucción masiva» o «colaboración terrorista» o «tenemos un montón de misiles juntando polvo» cuanto antes. Cuanto antes.

Antipaquete2) Ahora resulta que vamos a entrar a permitir la existencia de santos o beatos indígenas. Todo bien con Ceferino Namuncurá, pero la verdad es que se están entrando a afear las estampitas. ¿Qué sentido tiene que los cristianos católicos tengamos (todavía lo soy según los pepeles, por eso adhiero) un Papa «ex-Juventudes Hitlerianas», si total cualquiera de los Patoruzek (además, sin aspecto de pedófilo) va a ser santo? ¿Qué espera John Watson para echar algo de luz sobre el asunto y salir a decir algo así como que «los indígenas y los mestizos no son tan brutos como los negros puros pero se van al Infierno por default?

3) Me da vergüenza lo que están haciendo los piqueteros «ambientalistas», pero por fín Uruguay se portó como debía y les encajó un bife, cerrando el paso. ¿Quiénes son los piqueteros para decidir quien transita o no libremente por el territorio nacional? ¿Por qué no elevan banderas ante las papeleras y demás establecimientos argentinos que están meta contaminar desde siempre? A la mierda el patoterismo de Jorge «si me hubieran dejado morder unos dólares esto no pasaba» Busti, y a querer currar en otro lado con los peajes clandestinos y el escandalete barato, que total a Evangelina Carrozo ya la tenemos en tetas en las portadas de las revistas. ¿Hay olor a mierda? Probablemente sea el del fraude electoral, revisen antes de acusar.

Pero la pregunta del día es: ¿Cuantos pan dulces «tamaño familiar» podría usted comprar hoy con el dinero que lleva encima en este momento? Justificar.

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Con esto de las elecciones, alguna noticia interesante se nos iba a escapar.

Parece que la raza humana finalmente va a separar lo bueno de lo malo, nomás genéticamente. Era hora. Va mas allá de lo que dijera Watson en su momento, o al menos, eso cree Oliver Curry, un presunto político/teórico/evolucionista que parece salido de un libro del siglo XIX y sostiene que, dentro de cómo cien mil años, la humanidad se terminaría dividiendo en dos subespecies:

a) Un grupo de altos, hermosos, inteligentes, simétricos, saludables y de órganos sexuales enormes y bellos, como Jennifer Connelly.

b) Un grupo de hobbits negros con pinta de mono o duende, feos y obtusos como Ariel Ortega.

Eso sería imposible, por muchas razones. Vamos con algunas de ellas, amparadas en el presente:

1) Para que una total división pudiera llevarse a cabo, obviamente las actividades socio-económicas deberían dividirse completamente, entre otras cosas. No sólo tendrían que dejar de existir las mujeres muy pobres pero atractivas con ganas de relacionarse económicamente con hombres muy feos pero muy ricos, sino que deberían desaparecer también los hombres ricos con ganas de sexo.

2) El hecho de que las mujeres se inserten siliconas en el cuerpo y alimenten a sus bebés con leche vacuna en cuanto les es posible me hace creer que los pechos en el futuro deberían ser incluso de menor tamaño, y más o menos como los de un hombre. Si eso sucediera, el hombre se haría directamente homosexual, eso obvio. Ya no las necesitaríamos, y la masturbación nostálgica en los museos haría el resto. Desapareceríamos.

3) Los hombres estarán de acuerdo conmigo en decir que unas calzas y remeritas bien ajustadas suelen verse mejor en determinadas anatomías, más precisamente las menos favorecidas socialmente y que más cerca suelen tener un “Plan Trabajar”, por decirlo así. Al menos, hasta que empiezan a deformarse con los sucesivos partos. Vaya a saber Dios porqué es así, pero es. Podríamos denominarlo SCC. («Síndrome de la Condición Capristo)

4) Los últimos mil años no hicieron nada en la raza humana. Se necesitaría mucho más tiempo para finalmente conseguir una modificación razonable en nuestra estructura física (si mal no recuerdo, se pronostica eventual desaparición del vello púbico, los dedos meñiques, las muelas de juicio y algunas otras cosas que están medio al pedo).

Pero finjamos, por favor. Sigamos la corriente de la gente de la BBC, que a través del “Sun” le dio lugar a este papanatas, según quien la gente linda va a entrar a ponerse “exquisita”, y dejará de sobarle la genitalia a quien no le parezca lindo… ¿Saben qué? Yo también tengo una teoría…

Estoy seguro, de que si Curry está en lo cierto, esos seres supuestamente inferiores serán eventualmente los que terminarán dominando el planeta. Lo voy a llevar todo unos cincuenta mil años más adelante, de guapo que soy nomás. Porque cuando sos una especie de duende negro, maltrecho, fiero, inferior intelectualmente y despreciable, hacés lo que hacen hoy en día hacen los seres que mayor cantidad de esas carácterísticas poseen. Me refiero, sí, a entrarle duro, por todos lados, haya o no globito a mano.

Así, aunque inferiores desde toda perspectiva, esta suerte de criaturas horripilantes (“hobbits” u “ortéguidos”) serán increíblemente poderosas a la hora de reproducirse. Como ahora, pero peor. Al ser más tontos y débiles, probablemente necesitarán de camadas numerosas para sobrevivir (como ahora pero peor). Y todos sabemos que no sería la primera vez en la historia de la vida en la Tierra eso de apostar a la cantidad, ya que lo mismo acontece hoy en día con los cangrejos, los cocodrilos, los mosquitos, etc. Sus hembras vivirían no sólo en constante (como ahora pero peor) celo sino que su fertilidad sería abrumadora (como ahora pero peor). Agréguenle a eso unos tiempos de gestación de cinco meses y tendrán un cóctel apocalíptico. De sólo imaginar toda esa cantidad de ortéguidas embarazadas, llevando tanto sus celulares como su cría sonando en el tren con el ringtone musical a todo volumen, siento escalofríos. Los ciclomotores con estéreo incorporado no van a dar abasto, madre de Dios.

Ahora lo evidente: yo buscaría capturar uno. Capturarlo, domesticarlo y adiestrarlo. Enseñarle trucos básicos. No pretendería un desempeño excepcional como el de Chinchulín, quien pese a ser negro salió bastante iluminado, sino algo más práctico. Por ejemplo, que el tipo me trajese la gaseosa cuando estoy mirando tele, y terminara todas sus frases con un “¡Mantis! ¡Pedazo de bestia hermosa, acá está lo que pediste!»

También está la posibilidad de convertirlo en una especie de alarma humana, atarlo a la pared, esas cosas. No me acuerdo a que iba todo esto.

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