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Archive for 14 de enero de 2008


Me encuentro haciendo un poco de dieta a fin de bajar el salvavidas flojo, horrible y adiposo que me dejaron las últimas semanas de comilona. Desayuno casi incorpóreo, almuerzo vegetal, merienda mínima y cena nula. Me gustaría decir que soy como esas chicas que “se comieron todo en las fiestas y quieren lucir bien en malla” pero la verdad es que más o menos desde Octubre que venía comiendo como un verdadero degenerado, con mi alma sintiéndose tan bien como un condenado a muerte al cual se le ofrece la posibilidad de salvar la vida siempre y cuando pueda vencer al cantante de los Paralamas en los 100 metros con obstáculos.

– Pues, yo soy tu amigo fiel –

Pero la verdad del asunto es que les había prometido a ustedes contar algo acerca de mi encuentro con un nutricionista a fin de que se me brindase una dieta baja en grasas que mejorase mi calidad de vida (me hubieran dado plata y me la habrían mejorado más) y me permitiese postergar definitivamente esa operación que quieren hacerme para despojarme de mis cálculos biliares. Hoy por hoy, la única razón sensata para bajar la panza que puedo encontrar es que temo que mi futura esposa pueda estar considerando la posibilidad contratar un muchacho a fin de limpiar la pileta y tenerla lista para usarla durante este caluroso verano, si bien no tenemos pileta.

Llegué quince minutos antes de lo impreso en la orden de consulta, con la esperanza de poder desocuparme lo antes posible, quizá con la suerte de que el esculapio se encontrase libre y con ganas de ganar tiempo adelantando algún paciente. Pero obra social mediante, el facultativo supo hacerme esperar todo lo que pudo antes de atenderme. Se dio esa horrible situación –imagino que alguna vez les ha tocado a ustedes vivirla- en la que se hace la hora del turno propio y aún hay cuatro personas a la espera de ser atendidas previamente, por no hablar del que está siendo atendido desde hace 20 minutos y no sale.

Finalmente, cuando la puerta se abre con 50 minutos de atraso y mi apellido se escucha, yo me encuentro sólo en esa sala de espera a la cual le dejé surcos de tanto caminarle encima, cual león enjaulado. El edificio está ubicado sobre la Av. Centenario, en San Isidro, por si les interesa ir a orinar en la vereda. Es a pocas cuadras de la estación.

No sé ustedes, pero hay cuestiones en las que depender de un joven no me pone cómodo, y la medicina es una de ellas. Me desespera que el/la especialista que vaya a tratarme no tenga edad suficiente como para haber peleado contra los ingleses en Malvinas, mínimo. Me lo/a imagino apareciendo borracho/a en su fotolog, incapaz de escribir dos palabras seguidas y dibujando cosas con los caracteres del teclado. Me enajena, prácticamente, pero no se nota porque soy un tipo muy cordial y educado, más allá de lo ordinario que pueda llegar a ponerme cuando insulto debido a que no recuerdo donde dejé mis efectos personales antes de acostarme. El tipo éste tendría unos 26 años, como mucho.

Se excusa por la demora, me saluda con un apretón de manos de pescado metrosexual al que yo respondo con la firmeza del que con los ojos dice: “Metete las disculpas en el culo: no soy tu amigo, ni está todo bien, ni voy a soportar actitudes del tipo Patch Adams, así que mostrate profesional o te parto algo en el lomo.” Pero hago un alto y abro un paréntesis:



La Licenciatura en Nutrición dejó de ser una “carrera conexa” para pasar a ser una “carrera de la salud”. No puedo opinar sino desde este ejemplo, pero nunca me había sentido tan triste ante la realidad de la medicina tilinga. Que me sirvan de herramienta unas palabras de la secretaria del área de licenciaturas y cursos de la Facultad de Medicina de la UBA: “Al ser más jóvenes, nuestras profesiones tienen enfoques más humanísticos y multidisciplinarias que la Medicina».

Que sometidas al Traductor Mantis, quieren decir:

“Salvo excepciones, todos los que llegan acá y se anotan son papanatas o animalitos a los que –salvo excepciones, nuevamente- no les dio el bocho para seguirle el curso a una carrera madre de la Medicina, y como su interés por el cuidado de la salud siempre fue mas bien nulo, optaron por una carrera corta y medio médica, como para que cualquier persona incauta los llame doctores de todos modos, amparada en el común desconocimiento de que los doctorados en la Medicina, el Derecho, la pedofilia y cualquier otra carrera son cosas que se adquieren por separado. Y con esto no se ataca particularmente a la Licenciatura en Nutrición, ya que todos estamos al tanto de que hay tanto médico malo e ignorante como nutricionista malo e ignorante, pero el último no es sino la expresión frustrada del primero, y por eso, más deleznable”.

Cierro paréntesis y prosigo.



¿A qué voy con todo esto? Bueno… No quiero entrar a profundizar esparciendo detalles que me interesarían sólo a mí, pero resultaba innegable que yo, un «quema-cebollas», Profesional Gastronómico a medias pero adepto a la cocina y el conocimiento desordenado desde siempre, manejaba un caudal de información no sólo mucho más abundante, sino también más valioso que el del Licenciado. Mientras era medido y pesado, mencioné cosas acerca de los cálculos biliares colestéricos o cálcicos, pigmentación y varios etcéteras, todo aprendido es un par de días de buscar apuntes médicos muy básicos, esperando alguna acotación de su parte y corrigiéndole detalles que como respuesta sólo tuvieron un: “¿Estás haciendo la carrera de medicina?”. Guardé silencio. Finalmente, revisando un sobre de papel marrón tamaño oficio este muchacho comenzó a mirar, hoja por hoja, hasta que encontró la que le gustaba, seguramente, para mí. No presté atención, pero no me extrañaría para nada que las mismas estuviesen rotuladas como “Celíaco”, “Diabético”, “Alérgico al tomate”, “Desnutrido”, “Gordo”, etc.

Superando a mi interlocutor en calidad y cantidad de conocimientos sobre temas en los que él supuestamente debe darme cátedra y confort, o por lo menos tranquilidad (desde su posición de Licenciado en Nutrición), fastidiado por la demora injustificada, odiando al médico clínico que consideró «indispensable» la consulta y absolutamente convencido de que todo el asunto había sido sólo una enorme pérdida de mi escaso tiempo, tardé pocos minutos más en pasar a hacer lo que siempre hago con los papanatas, y le perdí el respeto. Sé que estuve mal, pero no pude evitarlo, detonando justo cuando el cristiano éste iba a la mitad de esa dieta fotocopiada, leyendo palabra casi por palabra lo que allí decía, sin agregar ni siquiera un sonido o aclaración que justificase su guardapolvo ante los ítems de la lista, abismalmente predecibles todos y cada uno de ellos. Porque resulta que yo gracias a él me estaba enterando de que me convenía comer menos fiambre… y más pescado hervido, más pollo al horno sin piel, más…



-La sacaste de Internet a esa dieta, ¿no?
-…
-Digo, porque hay varias parecidas. Me parece que es la misma con la que Cormillot viene robando desde que se inventó la tele a color.
-Algunos conceptos son comunes. Por ejemplo (leyendo): frutas cocidas…
-(estirando la mano) Si la idea es que una de las personas en este cuarto lea el texto en voz alta, dejame a mí, que leo mejor y desde hace más tiempo.
-…



Creo que no voy a volver a la consulta “de control” el mes que viene, y seguiré haciendo buena letra a mi manera, usando el sentido común y mis propios conocimientos. Lo más lindo es que yo tenía cosas que hacer y compromisos ineludibles a los cuales asistir puntualmente luego de la revisión, meta que cumplí –el lector atento sabrá rescatar la paradoja- únicamente porque corrí como un desaforado omitiendo cualquier tipo de pequeño “parate” para hacer el almuerzo, la merienda, etc. Ni siquiera una botellita de agua mineral pude comprarme, a fin de no perder un colectivo que tuve que perseguir.

Me quedé con ganas de meterle un bife al tipo. ¿Entienden? Un bife jajajajajja…. No hay caso, soy tremendo-tremendo. Pero la pregunta juguetona del día es: ¿Renunciaría hoy usted DEFINITIVAMENTE a comer y beber sus diez alimentos favoritos, a fin de vivir diez años más de lo que en teoría le tocaría vivir? 40 en vez de 30, 70 en vez de 60…

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