Resulta, que se aprobó lo del matrimonio gay. Sí, primicia de Damos Pen@. Sí.
Meses atrás, en un principio sentí lástima y algo de vergüencita ajena al verlo a Pepe Cibrián haciendo ese show tan entretenido –y bastante extenso- del “Habla Marica”. Porque una cosa es verlo gritar en un canal de cable y otra es verlo repetir el acto En el Congreso, mientras se trata un proyecto de ley acerca del matrimonio entre personas de un mismo sexo. Mas allá de que creo que no es forma de pelear por una causa en el Senado, ante el escándalo, un mejor hombre no habría pensado algo así como: “Por favor, que alguien le ponga un pito en la boca al trolo éste”. Pero ese habría sido un mejor hombre.
Eso fue en un principio. Actualmente, creo que lo que Pepe Cibrián hizo fue muy de hijo de puta, y nada más.
Ustedes saben que soy de derecha pero no del todo fascista, lo que bien sirve para entender cual es mi posición respecto al casamiento homosexual: me chupa un huevo y me parece medio pelotudo pero me encanta y me sirve para hacer chistes horribles todo el tiempo, haciendo enojar por igual a los conservadores fanáticos y a los defensores de las pelotudeces de moda que se la dan de “evolucionados” pero que en realidad son más hipócritas y conservadores que los primeros. Ustedes saben que a mí, los que me preocupan, son los zombies. Además, todavía estoy ocupado, haciendo duelo por eso de que los españoles salieron campeones del mundo.
¿Por qué es de hijo de puta lo de Cibrián, entonces? Porque miente. Y si alguno de mis lectores es homosexual –algo altamente probable, quiero decir, puede que muchos lectores varones se hayan vuelto homosexuales debido a que resulta resistirse a mis encantos tanto físicos como intelectuales, como así también es difícil negarse ante mi virilidad y mirada penetrante que hace que muchos tipos digan: “me encantaría verte haciendo el amor con mi esposa y luego conmigo”– me gustaría que saliese a reconocer tales circunstancias.
A mí me parece medio pavo lo de esta ley, pero no debido a que tema un “brote incontenible de homosexuales”, sino a que es poco serio el enfoque y son pocos serios los argumentos. Debido a que soy el tipo de estofado tibio al que nunca vas a ver marchando a favor o en contra de algo, podría llegar a pensarse que estoy escribiendo esto en defensa del homosexual que es puto y se la banca. Yo a veces no sé so soy de derecha o no (por ejemplo: si apoyás a los judíos sos de derecha. Pero si detestás a los judíos también sos fascista, y la verdad es que uno no puede estar bien con Dios y con el diablo), y es por eso que yo preventivamente despierto animosidades en todos los bandos.
Se habla de palabras emotivas y esas cosas. Para mí, palabras emotivas fueron las del señor Miyagi cuando, borracho, relata la historia acerca de la muerte de su esposa e hijo durante el parto. Lo extraño de Cibrián es que pese a ser un señor homosexual, parece una señora lesbiana. A fin de que la gente no se siga confundiendo, bien vale aclarar las razones que me llevan a decir que Pepe Cibrián es un hijo de puta que pasará a la historia ya no como un gran hombre del teatro, sino como un marica hecho ringtone a base de exabruptos. Lo dividiremos entre lo curioso y lo vergonzoso.
1) Lo curioso es que a los hombres homosexuales no se les impide adoptar niños. Pueden hacerlo, pero no en conjunto. Si no adoptan, es simple y llanamente, porque no quiere. Del mismo modo en que yo no adopto: porque no quiero. Eso, a mi entender, es igualdad. O equidad, por lo menos.
2) Lo vergonzoso, es que un señor (Cibrián ponele) se ponga a llorar a gritos y quiera convencerme de que hay chicos en las calles porque se le niega el derecho a adoptar a los homosexuales. Eso insulta mi inteligencia en varios niveles, debido a que los chicos de la calle tienen padre y madre, que ineficientes o no (ponele que seas de derecha y creas que a los padres de los pibes chorros haya que meterlos en cana), tienen obligaciones y derechos. Adoptar un chico de la calle es tan difícil como evitar una erección tras recibir un mensaje de texto de una compañera de trabajo que vive cerca de tu casa que dice: “Inventá que salís a comprar helado y ponerle nafta al auto, porque tengo que chuparte la pija urgente”.
¿Quiero que los homosexuales sean iguales ante la ley? Seguro. El Estado tiene la obligación de protegerlos. Me pareció siempre muy injusto eso de que a los putos no se les reconociese eso de poder sumar sueldos y pedir un crédito inmobiliario, juntos. Me pareció siempre innecesariamente cruel eso de que un “viudo-gay” no se quede con los bienes del muertito con el cual convivió del mismo modo en que yo me quedé con todos los bienes de mis anteriores esposas y novias, y amantes. Y meretrices. Pero con menos ruido que lo del matrimonio, se podrían haber logrado cosas mejores y más concretas impulsando una reforma absoluta y sólida de las uniones civiles.
Pero la iglesia es otra historia.
Todos sabemos que Jesús habría sido el primero en abrazar a un homosexual, pero lo peor es que los ignorantes recurren a dos situaciones que bien vale que aclaremos: La palabra de Dios no aprueba el casamiento entre dos personas del mismo sexo. De ahí para abajo, discutí lo que quieras. Yo soy conciente de que si no dejo de negarle mi ayuda al prójimo mirar películas en que muchos adultos se tecan e intercambian fluidos me voy a ir al infierno también, pero me hago cargo y no pretendo un recurso de amparo. Uh, taché mal. Nota: revisar antes de publicar.
1) Hay gente que cree que todo en la iglesia puede reformarse debido a que vivimos otros tiempos, y a que mientras no se toquen los “dogmas” de la iglesia, lo mismo da. Etc., etc., etc. Bueno, resulta que la idea de pecado es principalmente, la que define el asunto. Todos los dogmas, imagino. Y si la concepción de pecado es distinta, bueno sería legitimar un pecado a fin de igualar. Esa es una.
2) Hay gente que, además, cree que el problema se debe a que el matrimonio es uno de los sacramentos de la iglesia católica. Cuando el problema es mucho más serio.
Ahora bien, la iglesia católica es, sabidamente, una de las fábricas de pervertidos más fructíferas de los últimos siglos. Y yo creo que el abuso sexual está mal y me opongo a él, (excepto en casos de defensa propia o venganza, ponele que tu jefe te echa y tiene una nenita de siete años), pero eso de usar el abuso sexual como excusa para pedir por el matrimonio homosexual (caso de los putos que ahora resulta que quieren salvar a todos los niños del mundo, como Ricky Martin), o para arrojarse en su contra (como la iglesia católica, que ahora resulta que está preocupada por lo que se les pueda hacer a los niños) es flojito, flojito. Es una mentirita. Como cuando yo juego a que el vapor que sale de mi cuerpo después de ducharme en invierno es “cosmos” como el de los Caballeros del Zodiaco. O sea: me lo creo nomás un poquito. Hacerle creer a los chicos de la calle que van a ser recogidos por parejas bienintencionadas de anómalos sexuales es como que te den a elegir el color del martillo con el cual te van a dar un martillazo en la cabeza de la pija, quiero decir: de todas formas va a ser una cosa complicada.
Y por eso, mi apuesta (propuesta) es la siguiente: désele a los putos una chance, pero hágasele ver a los homosexuales la verdad del asunto.
Obviamente, la lucha por la igualdad de derechos no es tal. Es tan sólo un acto más de capricho antidiscriminatorio, muy a lo puto, semejante a eso de dejar de decirle mogólicos a los mogólicos, o tratar a los discapacitados como si tuvieran capacidades diferentes (aún no he podido encontrar un sordo que sepa controlar el clima) o decir que existen “culturas diferentes” (en lugar de reconocer que hay gente bruta e ignorante que se relaciona sexualmente con gente igualmente bruta e ignorante y tienen hijos y nietos y entre todos luego conforman toda una comunidad bruta e ignorante, mientras que otros pueblos avanzan).
Todo bien, digo, que hable el marica. Que grite el marica. Que cante el marica y que se case el marica. Pero con la verdad, porque de lo contrario le quita toda la legitimidad al reclamo, y los únicos perjudicados terminan siendo todos los maricas, precisamente. Pero en palabras de un conocido puto: “Al puto le encanta el cotillón”.
Mi cruzada es contra los papanatas, fundamentalmente. A este paso, mañana van a salir a exigir que se les respete el derecho a casarse con personas de distinto sexo.
Pero la pregunta del día es: Imagine que usted y su pareja se están por morir y no tienen familia a quien dejarle su hijito o hijita. Tienen que ponerlo/a en adopción. ¿Preferiría usted que su hijito creciera y fuera criado por una pareja de felices homosexuales sin problemas económicos, o por una pareja de felices heterosexuales sin problemas económicos? Puede elegir: tiene las dos opciones. En la respuesta a su pregunta está la respuesta a su pregunta. A ver cuan “progre” sos.
Feliz día del amigo para todos.