Fíjense que este viene a ser un artículo sobre un artículo que es un comentario sobre un comentario en un artículo. Dice Cutipaste:
Leía este comentario de Amperio Sensei en un post de mi amigo Crimipaste
(…) la relación entre la música y el fútbol es proverbial. Y si hay una cosa que no puedo entender es que los uruguayos no sean campeones de todo. Si yo fuera uruguayo y jugador y me ponen, antes de ir a jugar, el tema «Cuando juega Uruguay» voy y gano lo que hay que ganar o vuelvo derrotado y ahí nomás me hago el hara-kiri.
y recordé que hace tiempo mi querida p de pau hizo una observación similar -aunque no limitada al fútbol- respecto de los japoneses, luego de escuchar el Kimi ga Yo (君が代). ¿Qué se puede esperar entonces de un pueblo que creció escuchando God Save the Queen, Pomp and Circumstance, Rule Britannia y lo que sigue?
Saludos, Don Cutipaste. No voy a inventar la pólvora, pero diré que creo que la música es terrible también a la hora de inspirar cualquier cosa, no sólo la excelsitud en el balompié. Y más cuando los estímulos visuales se asocian a otras cuestiones en particular. He aquí un caso que ustedes (los forofos de Damos Pen@) conocen en particular, y se me aplica:
Tema: You’re The Best
Intérprete: Joe Esposito
Efecto: El Despertar del Guerrero
La mejor (y si se quiere única) forma de escuchar este tema, es hacerlo directamente desde su envase original. Y ese envase original del cual brota como néctar no es otro sino la película “The Karate Kid”. Los primeros acordes y garrotazos a la batería engarzan majestuosamente con la mirada de Daniel Larusso justo en ese preciso instante en que éste comienza a darse cuenta de que -gracias a las enseñanzas del Sr. Miyagi- puede llegar a hacer un papel más que digno en el campeonato de karate de All Valley. Les digo: no hay forma de que yo me rinda y pierda si esa canción está sonando y me encuentro en medio de una pelea, un partido de Winning Eleven o en un torneo de algo, cualquier cosa, así fuese un campeonato municipal de repulgue de empanadas contra una delegación de jubiladas marplatenses. El solo de guitarra de la película es poco impresionante y hasta predecible, pero perfecto. Les digo más: si yo fuera caminando por la vereda y de repente comenzara a sonar esa canción a todo volumen, a mí no me quedaría otra más que caerle a golpes a alguien, al azar. Y ganar. Because I´m the best around.
Fragmento:
Fight ‘til the end
Cause your life will depend
On the strength that you have inside you
Ah you gotta be proud
starin’ out in the cloud
When the odds in the game defy you
Try your best to win them all
and one day time will tell
when you’re the one that’s standing there
you’ll reach the final bell!
You’re the best!
Around!
Nothing’s gonna ever keep you down
You’re the Best!
Around!
Nothing’s gonna ever keep you down
Otro ejemplo vendría directamente de la saga Rocky. El tema de trompetas más conocido y presente en las seis películas (Gonna Fly), me emociona, y creo que hace del boxeo lo que es. Mucho. Pero particularmente en Rocky 3, una canción de una banda pusilánime llamada Survivor se transformó en lo que creo es el himno a las ganas de ir al gimnasio y renunciar a la postura de intelectualoide, en pos de un físico hercúleo. Estoy hablando obviamente de “Eye of The Tiger». En esos casi cinco minutos de canción, creo que podría hacer suficientes flexiones de brazos como para deformarme.
Pero los lectores deben tener mejores temas todavía, que relacionen a situaciones estimulantes o semejantes. Y exijo que durante el fin de semana, por lo menos uno de ustedes me diga que tal o cual canción lo convierte en una máquina sexual irrefrenable, así los demás podemos reírnos. Al otro lado del camino, bien podría decirles yo que Karma Kameleon de Culture Club me despierta la mariposa interior y me hace bailotear como loca, o que I Get Around de los Beach Boys me da ganas de salir a tomar helado y/o andar en bicicleta por la tarde con mis amigos del barrio, sí. Esos amigos que sin pedirme permiso crecieron, se dejaron barba y bigote, embarazaron mujeres, tienen auto y ahora se hacen los adultos.
Sorpréndanme.